La cobranza en los segmentos D y E
La Argentina, con un porcentaje de bancarización sobre la población económicamente activa de aproximadamente 30%, se encuentra en los niveles más bajos de la región junto a Paraguay y Bolivia. Esto resalta el hecho de que el índice no es bajo únicamente a nivel absoluto sino que también lo es comparativamente con el resto de las geografías de América del Sur.
Aproximadamente, el 25% de la población socioeconómica argentina pertenece al Segmento D1, D2 y E, y solo poco más de 3 millones de las personas pertenecientes a dichos segmentos se encuentran bancarizadas.
Es decir, que alrededor de 7.000.000 de los habitantes de nuestro país detentan los ingresos más bajos del mercado y no tienen acceso a la prestación de los servicios de los bancos.
A los efectos de tomar un mayor alcance de comprensión sobre los segmentos objeto de análisis, enumeraremos algunas de las características de las personas inmersas en ellos:
Segmento de NSE | Calificación | Descripción | Educación |
Clase Media Baja D1 | Operario / Sin Calificación | • Empleado • Cuentapropista de calificación operario •Jubilados/pensionados c/educ. secundaria completa | •Secundaria incompleta •Primaria completa |
Clase baja D2 | Sin calificación | •Jubilados/pensionados c/educ • Cuentapropista no calificado • Empleada doméstica •Jubilados/pensionados c/educ. primaria o inferior | Primaria incompleta |
Clase baja E | Sin calificación | • Trabajo inestable / “Plan Trabajar” | Primaria incompleta |
Ahora bien, como dijimos anteriormente más de 7.000.000 de personas integran los segmentos D1, D2 y E y, a su vez, no se encuentran bancarizados y tienen necesidad de crédito. Dichas personas forman un mercado para entidades financieras dispuestas a satisfacer dicha necesidad bajo el cumplimiento de requisitos mínimos como puede ser la sola presentación de DNI, otorgando microcréditos a tasas acordes al riesgo.
Dicho escenario presenta un desafío a la hora de gestionar la cobranza de morosos, encontrándonos con escollos tales como altas tasas de incontactabilidad, elevado volúmenes de fraudes o bajo porcentaje de voluntad de pago.
Ante tal paradigma, que tiende a incrementarse por el combo de cambios de teléfonos en forma constante, pérdida de las líneas telefónicas por falta de pago y una crisis económica que afecta a los sectores más vulnerables, es recomendable gestionar con mayor fuerza las deudas desde los primeros días de mora y contar con la tecnología adecuada y un equipo de personas altamente capacitadas y experimentadas en la interacción con individuos que integran tales segmentos, ya que, como bien sabemos, lo que no se recupera hoy no se recupera más.